Ha sido un año difícil, también en el viñedo, que ha sufrido un ataque de mildiu muy virulento. Con los años que tengo [[[ 71 ]]] posiblemente he visto dos o tres años como éste. Los viticultores ecológicos hemos sufrido mucho porque las pérdidas han sido muy altas: En la zona del cava del Penedès, podemos hablar de un 50% de mediana hasta llegar al 100% en algunas propiedades. Sin embargo, si tenía que pasar, mejor que pasara este año. Con la bajada de ventas por el covid y los estocs de los años anteriores, la producción se ha regulado de forma natural.
La maduración ha llegado muy pronto como consecuencia de los días cálidos, las noches frescas y el buen diferencial térmico. La calidad ha sido muy buena: grado adecuado, acidez perfecta – alta y sanidad inmejorable. Todo ha venido motivado por el tiempo seco y ventilado de julio y agosto. Por un lado, la escasa humedad y las noches relativamente frescas han favorecido una maduración excelente. I por el otro, los granos de uva afectados por el mildiu se han secado completamente y no han conferido gustos desagradabes al mosto.
El 10 de setiembre ya habíamos vendimiado todas las variedades blancas. ¡Suerte! Porque cayó una tormenta con viento fuerte y pedregal incluído que descargó 36 l/m2 en treinta minutos. Este 2020 la pluviometría ha sido muy alta: 628 l/m2 hasta el 15 de setiembre; cuando la mediana anual es de 500 – 550 l/m2. La grandeza de la viticultura es que ningun año es igual; ni las cantidades ni las calidades. En Cava Guilera afrontamos el final del 2020 con fuerza e ilusión. Conviviremos con la incertidumbre propia de nuestros tiempos e intentaremos ser inteligentes.
Para leer el futuro correctamente, afrontarlo desde la tranquilidad y no olvidar que las crisis [[[ también ]]] son una oportunidad. Ahora más que nunca, ha llegado la hora de cooperar.